Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nichos de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas;
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Jorge Luís Borges
3 comentarios:
Ufff, que pedassso poema...
A veces es dificil olvidar las ausencias. ¿Con qué las podremos tapar?. Dicen que si son de amor con un nuevo amor se logra. ¿Será en ese momento en el que estaba Borges? ¿Añorando su amor mientras esperaba el siguiente?. En estos momentos de espera es como si el corazón redujese su ritmo cardiaco a la espera de nuevos coletazos y altibajos...al menos a mí me pasa.
¡¡Gracias princesa!!
Bueno, no hay que esperar siempre un nuevo amor. A veces el que ya tienes es el único que quieres...aunque a ratos sientas su ausencia.
El corazón baja el ritmo, sí, pero a la espera de ver su sonrisa otra vez.
Eso si lo tienes...que ahora no es mi caso...jeje. (La verdad es que añoro estar enamorado. Entonces sí que soy capaz de todo y me siento centro del universo (¡¡como para no bombear constantemente...!!))
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