5.12.08

A tiempo real

Un estado de ensoñación permanente la mantiene con la mirada fija en el infinito sin ver más allá del sucio cristal. Montones de ideas, palabras, imágenes y sensaciones la llenan hasta sentir como rebosan por cada uno de sus poros. La mano, como inválida, es incapaz de cualquier movimiento y, postrada sobre su falda, permanece quieta. De golpe, las ramas de un árbol se mueven allí afuera, el viento lo agita todo y puede sentir el frío helado rompiendo contra su cara. Sus pies golpean el suelo ansiosos, los tiene fríos, cosquilleantes, como dormidos. Y al fin, toda esa montaña de ideas, palabras, imágenes y sensaciones, parecen moverse desbocadas hacia la punta de sus dedos. Sí, así es, ya llegan, suben, puede sentirlas hinchando sus venas, galopando veloces para al fin, derramarse entre un montón de teclas y perderse para siempre, convertirse en nada...o en todo.

6 comentarios:

Fernando García-Lima dijo...

Preciosa descripción de la escritura, pero, es curioso, primero he pensado en una pianista... Claro que, al fin y al cabo, somos un poco lo mismo.

Besos

Dani Alarcón dijo...

En tu caso siempre hay muchíiisimas posibilidades de convertirse en todo,,, ;)

Dani dijo...

Nuestro mundo es minusculo, las letras lo hacen algo menos pequeño.

Soñamos ser grande, soñamos que no cabemos en nuestro bolsillo.

Petons encantats.

Tot be, prinseca?????

Dani dijo...

es a dir princesa es clar ;))))

Carz dijo...

Uno duda entre atar las palabras a la vida o la vida a las palabras. Pero cuando se da cuenta de la inutilidad de ambas cosas, sale a tomarse unas cervezas:-)

Un beso.

Cualquiera dijo...

mejor la incontinencia que escribir para llorar por los dedos...

Precioso