17.12.08
Sin cuerda ni arnés
Y de entre la apatía asomaba su pequeña nariz. Trataba de escalar, de alcanzar la cima que le permitiera salir del agujero negro en el que se había metido. Quería sentir el calor tibio, el sol de ahi afuera, respirar como los demás el aire gélido del invierno. Subía cada peldaño con miedo a tropezar, sentía un deseo irrefrenable de llegar arriba pero iba despacio, intentando saborear algo que en realidad no sabía a nada. Lo importante, lo que iba a colmar todos sus sentidos, estaba arriba del todo y hasta que no saliera del agujero no podría disfrutarlo. Así se dispuso a mirar sólo hacia adelante y hacer todo lo possible para no resbalar.
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