21.11.08

Viernes noche...

Me hundo, me sumerjo entre los cojines del sofá con el sabor amargo de la cerveza arañándome la garganta. Busco el calor que me falta, algún ser que me haga compañía y me arranque de cuajo esta sensación de soledad que me invade y, de forma extraña, me aterroriza. Miro por la ventana, atravesando la fina tela de las cortinas y unos ojos me observan. Ojos imaginarios tal vez, ya que parecen estar a kilómetros de distancia y sin embargo los veo con total claridad. Les pregunto por su dueño, por la persona del otro lado, y una especie de halo blanco como el frío, dibuja serpenteante un camino hasta llegar a mi y colarse descarado dentro de mi boca. Me invade una sensación de bienestar que poco a poco se transforma en ardor, en excitación, en el temblor de mis manos buscando a tientas donde agarrarse. Y el ser de los ojos sin nombre, logra recorrer la distancia sin ni siquiera moverse, hasta llegar a mi y llenarme con su alma. Grito, me estremezco, me revuelvo entre los cojines y, finalmente, sonrio.

1 comentario:

Ale dijo...

y el blog se llena de humedad...